SpaceX ha vuelto a hacer historia con el quinto vuelo de prueba de Starship, la nave diseñada para llevar a la humanidad de regreso a la Luna y, posteriormente, a Marte. El objetivo era capturar en el aire al Super Heavy B12 –la primera etapa del lanzador– y aterrizarlo de vuelta en la plataforma de lanzamiento. Algo que no pasa ni en las películas de ciencia ficción.
Lanzamiento
El 13 de octubre de 2024, a las 7:25 h de la mañana, en el puerto espacial de Boca Chica, Texas, el escenario era impresionante. Los primeros rayos de sol del amanecer pintaban el cielo de un tono anaranjado mientras la nave Starship S30 y el Super Heavy B12 se encontraban en la plataforma de lanzamiento. La cuenta atrás llegó a cero sin retrasos. “La emoción está garantizada”, narraban los presentadores de SpaceX. En ese instante, los 33 motores Raptor 3 del enorme lanzador se encendieron, y dos segundos después, el cohete comenzó su ascenso.
Las sensaciones eran distintas a las de vuelos anteriores; parecía que SpaceX había aprendido de la vasta cantidad de datos recopilados en misiones previas. En la última prueba, la compañía había logrado realizar la separación en caliente del Starship y maniobrar con éxito la primera etapa del lanzador para un aterrizaje vertical impresionante en el golfo de México. Esta vez, sin embargo, el objetivo era devolver la primera etapa no solo a la Starbase de Boca Chica, sino directamente a la plataforma de lanzamiento.
Los motores Raptor demostraron un rendimiento óptimo durante toda la misión. La fase de reentrada se gestionó de manera precisa gracias a un sistema de propulsión de baja potencia que, en combinación con la configuración aerodinámica del Super Heavy, permitió una desaceleración controlada. A los seis minutos de iniciado el vuelo, el vehículo atravesó la capa nubosa, ofreciendo una vista espectacular a los observadores terrestres.
Con una velocidad superior a los 3000 km/h, el cohete se hizo visible para la multitud congregada en Starbase. Su silueta, similar a un misil, se proyectaba contra el cielo mientras se elevaba verticalmente. Al alcanzar el kilómetro de altitud, se produjo una reducción significativa en la potencia de los motores, quedando 13 de los 33 Raptors activos. Los tres motores principales asumieron el control de la maniobra de descenso, proporcionando la precisión necesaria para guiar al Super Heavy hacia la plataforma de aterrizaje. La captura de un vehículo de estas dimensiones mediante los ‘chopsticks’ parecía una tarea casi trivial, dada la sofisticación del sistema de recuperación.
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