La hipótesis de una Luna hueca surgió a partir de los datos sísmicos recogidos por el Experimento Sísmico Pasivo (PSE) durante la misión Apolo 12. La duración y amplitud inusuales de las vibraciones lunares, provocadas por el impacto del módulo lunar, llevaron a algunos a especular sobre la existencia de una gran cavidad interna. Sin embargo, estudios posteriores y una mejor comprensión de la propagación de las ondas sísmicas en cuerpos celestes rocosos permitieron descartar esta hipótesis. Las características sísmicas de la Luna son más coherentes con un cuerpo celeste sólido, aunque con una estructura interna compleja.
La intriga generada por los datos del Apolo 12 no quedó ahí. Las misiones Apolo 13, 14, 15 y 16 continuaron con los experimentos sísmicos, confirmando los resultados iniciales: las vibraciones lunares eran mucho más prolongadas de lo esperado para un cuerpo celeste sólido de su tamaño. Esta anomalía, unida a la menor densidad lunar en comparación con la Tierra, alimentó las especulaciones sobre una posible cavidad interna. Sin embargo, la comunidad científica, tras un análisis más profundo, descartó esta hipótesis.
¿Qué son los terremotos lunares?
Los sismómetros del Experimento Sísmico Pasivo colocados durante la misión Apolo 12 permanecieron activos hasta 1977, registrando tanto los terremotos lunares naturales como los de origen humano. De hecho, los terremotos lunares se producen con bastante regularidad, ya que los desechos espaciales, como los asteroides, golpean la Luna con más frecuencia que la Tierra, porque la atmósfera lunar es mucho menos densa.
Los científicos han identificado cuatro tipos de terremotos lunares: terremotos profundos de menos de 700 kilómetros, terremotos provocados por meteoritos, terremotos térmicos y terremotos poco profundos que se producen a sólo 20 o 30 kilómetros de profundidad. Los terremotos lunares poco profundos, como los provocados por la NASA, son los que más duran y los que tienen efectos más devastadores: algunos llegan a medir hasta 5,5 en la escala de Richter. Los terremotos lunares poco profundos también se producen de forma natural en la Luna, aunque los científicos aún no han determinado qué los provoca.
¿Por qué la Luna “suena” como una campana?
Aquí es donde las cosas comenzaron a volverse extrañas. “La Luna sonaba como una campana”, dice Clive R. Neal, profesor de ingeniería civil y ciencias geológicas de la Universidad de Notre Dame, sobre los resultados del experimento en un escrito de la NASA. Y eso es cierto desde el punto de vista científico”. Asimismo, el informe compara las vibraciones del terremoto lunar con las de un diapasón, que es una especie de resonador acústico. “No para de sonar”, dice Neal.
Sin embargo, la Luna no suena literalmente como una campana, ni está hueca como sucede como ese objeto resonante. Pero los teóricos de la conspiración lo interpretaron de esa manera.
En la Tierra, las vibraciones de los terremotos suelen durar sólo 30 segundos aproximadamente y no más de dos minutos. Esto se debe en gran medida a la cantidad de agua presente en el planeta. Como explica Neal, “el agua debilita la piedra, expandiendo la estructura de los distintos minerales. Cuando la energía se propaga a través de una estructura tan comprimible, actúa como una esponja de espuma: amortigua las vibraciones”.
Mientras tanto, los terremotos lunares inducidos por la NASA duraron todos más de diez minutos. La onda expansiva del Apolo 12 tardó cerca de ocho minutos en alcanzar su punto máximo tras el impacto y alrededor de una hora en cesar por completo. Pero ahora sabemos que hay una muy buena explicación científica para ello. Que sepamos, no hay mucha agua en la Luna, la mayoría en forma de hielo, y la Luna es más seca y mucho más rígida que la Tierra. Por lo tanto, la composición de la Luna permite que las vibraciones “suenen” y se prolonguen durante mucho más tiempo.
Los resultados fueron sorprendentes en la época de las misiones Apolo, pero ahora sabemos más sobre la composición de la Luna. Aunque hemos descartado que sea hueca, aún nos queda mucho por aprender.
Terry Hurford, geofísico de la NASA, está trabajando en el nuevo Experimento de Investigación y Monitorización del Subsuelo Lunar (SUBLIME), que “cartografiará el núcleo de la Luna” y recogerá aún más datos sobre los terremotos lunares para el programa Artemis, por ejemplo. “Nuestra comprensión del interior de la Luna sigue siendo rudimentaria y es limitada”, afirma en un artículo de la NASA.
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